Historia


Hace 500 millones de años. Cámbrico.
Este periodo de la era Paleozoica da nombre a nuestra bodega en alusión a uno de los elementos más importantes de nuestros vinos: Los suelos de pizarras y granitos formados en este periodo de en el que la vida explotó en el planeta. Son unos de los suelos más antiguos de España y confieren un sabor mineral único a nuestros vinos.
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Siglo II, la riqueza romana
La importancia del vino en las Sierra de Francia forma parte de una cultura ancestral en nuestra historia y paisaje. Junto a ella discurre la calzada romana Vía de la Plata y en la propia sierra encontramos numerosos vestigios romanos. En pueblos como San Esteban y Santibáñez de la Sierra pueden visitarse hasta casi 20 lagares de vino que fueron tallados en las rocas de granito posiblemente durante la época romana y durante los siglos anteriores.

Auge y declive del vino en La Sierra de Francia
Debido al aislamiento, hasta bien entrado el siglo XX muchas familias de la comarca mantenían una forma de vida ancestral muy similar la que se había llevado desde hacía siglos. Se vivía fundamentalmente de lo que producían los minifundios agrícola-ganaderos. El vino se producía para consumo propio y para ser vendido en las zonas limítrofes, llegando ya en los años 50 hasta Madrid. A partir de entonces, debido a la gran emigración y también por las difíciles condiciones del cultivo de montaña y por la ausencia de bodegas enfocadas a hacer vinos de calidad, se abandonó más el 85% del viñedo de la comarca.

1999, se inicia el proyecto Cámbrico
En pleno declive del viñedo por el abandono de los mayores del pueblo y la despoblación, Fernando Maillo, oriundo de la zona se interesa por los viñedos centenarios de la uva rufete en El Pocito. En colaboración con el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), Cámbrico inició un proyecto de estudio científico de la uva rufete. En diversas parcelas de la comarca se aislaron cuarenta clones diferentes de esta uva con el objeto de estudiar la variedad y hacer una selección masal que sirvió para las nuevas plantaciones de Cámbrico. La investigación también fue útil para conocer mejor otras variedades como la calabrés, aragonés o rufete blanca.

2006. Se inicia la construcción de la bodega semienterrada.
Mientras se completaba la compra de viejos viñedos en bancales en el entorno de Villanueva del Conde, se inició la construcción de la bodega perfectamente integrada al paisaje. La arquitecto Concha Sánchez Maillo mantiene los estándares ecológicos y de sostenibilidad de todos los procesos del proyecto y diseña una bodega casi imperceptible que corona la montaña, realizada a base de hormigón, piedra, madera y cristal perfectamente mimetizada con el entorno en centro del Parque Natural. Desde su terraza se divisan el valle del río Francia, con sus frondosos bosques y pequeños viñedos en bancales, numerosos pueblos o el monasterio de la Peña de Francia.
Las salas de elaboración y crianza están semienterradas en la montaña para facilitar la vinificación por gravedad y el aislamiento térmico natural.

Hoy, 130 microparcelas salvadas
Gracias al esfuerzo de Cámbrico se han podido mantener o recuperar de entre la maleza 130 fincas minúsculas que suman 11 hectáreas. Se impone la necesidad de hacer vinos de escasa producción y la misión de proteger el excepcional ecosistema logrando con ello que cada botella muestre sólo identidad, sinceridad y el terruño de cada viñedo.
La mayor parte de las viñas de Cámbrico están situadas en Villanueva del Conde donde se ubican las parcelas de El Pocito y La Mata de Francia. Las viñas viejas sobre pizarra gris, se cultivan como un reducto en la parcela Valleoscuro de Garcibuey.
El último proyecto de recuperar la rufete blanca en suelos de granito y pizarra ya empieza a dar sus frutos. Las últimadas añadas recogen los frutos del esfuerzo: Vino Finalista de la Guia Peñín 2021 y 94 puntos de Tim Atkin 2021.

¿Te apetece visitarnos?
Conoce la esencia de nuestro proyecto de recuperación del patrimonio vinícola. No es una visita habitual de bodega, es una exploración al territorio vitícola más olvidado y un recuerdo al legado romano y de los mayores de Sierra de Francia.